A todos los Manolos y Cármenes que un día conocí

Ayer volví a disfrutar con el cine. Fui a ver El 47. Una película que contiene una emocionante historia de lucha, superación y dignidad. El reparto sensacional, diálogos directos y comunicación no verbal a raudales. Una ambientación casi perfecta y por encima de todo, sobrevolando la obra, una interpretación magistral de Clara Segura.

La película explica una historia de lucha y dignidad de gente sencilla que construyeron con su esfuerzo y solidaridad mutua uno de tantos barrios de la periferia de las grandes ciudades en España durante el periodo del desarrollismo franquista. En este caso el barrio de Barcelona Torre Baró, pero podría ser la historia de cualquier barrio construido en los años sesenta alrededores de ciudades industriales como Sabadell o Terrassa. Algunos barrios proyectados por el tardofranquismo supusieron un alivio a terribles situaciones de barraquismo, pero fueron diseñados sin los más mínimos servicios para hacer una vida digna en ellos. Este es el caso de Badia. Fueron las movilizaciones ciudadanas, la unidad de lucha y acción, las que a través de las asociaciones de vecinos lograron conseguir servicios elementales como colegios, médicos, mercados municipales o transporte público. En la historia del 47 se cuenta en la parte final la lucha tenaz de los vecinos por conseguir la llegada del servicio de autobuses a su barrio y la total incomprensión por parte de las instituciones. Al final, la acción coordinada del barrio con el imprescindible protagonismo de Manolo Vita que como luchador “secuestró” uno de los autobuses que conducía habitualmente para demostrar que la llegada de los autobuses era una posibilidad real que negaban las autoridades “por razones técnicas”. Al final, el autobús llega al barrio y Manolo pregunta ante sus vecinos señalando al autobús en un alarde de realismo “¿Y esto qué es?”

En mi vida he conocido unos cuantos “Manolos” y “Cármenes” (su compañera). Estuvieron al frente de las primeras asociaciones de vecinos y dieron lo mejor de su vida para conseguir mejorar sus barrios y la vida de sus vecinos. Se nos han estado yendo sin el reconocimiento debido y sin poder transmitir sus experiencias y conocimientos a las nuevas generaciones. En Badia los tuvimos (y por suerte nos quedan unos cuantos ejemplos) y una historia similar a la que cuenta la película. El autobús de la línea Barcelona-Sabadell no llegaba a Badia. Los vecinos de Badia debían bajarse en la carretera nacional 152 y venir andando hasta Badia (siempre había la alternativa de RENFE). Después de muchas peticiones y reclamaciones de la AVV de Badia un grupo de activistas decidieron “secuestrar” el autobús y hacerlo girar en el antiguo cruce de la Cruz Roja donde cortábamos la carretera en reclamación de colegios, mercado y un ambulatorio. Yo era pequeño, pero recuerdo vagamente muchas noches cenando un bocata sentado en la carretera con mis padres y mucha gente más. Y desde ese cruce, el autobús llegó a Badia por primera vez. La institución responsable del transporte (todavía Ministerio de Transportes) ante la amenaza de repetir esa acción tantas veces como hiciera falta, decidió dar vía libre a la creación de la línea Barcelona Badia y darle la concesión a la entonces Martí Renom. 

Todavía tenemos a cientos de Manolos y Cármenes en las actuales asociaciones de vecinos y movimientos sociales. En Badia siguen trabajando duro por la retirada del amianto, la construcción de balcones y ascensores o por la creación de una residencia de mayores. Dedican horas de esfuerzo a que un servicio como la Vocalía de Enterramientos siga siendo emblema de la Asociación de Vecinos o trabajando en la creación de vocalías como Trenquem el Silenci con las que poner de manifiesto tantas voces silenciadas por un patriarcado opresor de la humanidad. Ahí están y sólo nos queda reconocerles su esfuerzo desinteresado y tantas horas dedicadas para poder conseguir que nuestros barrios tengan más y mejores servicios.

Sirva este escrito de homenaje a todos estas mujeres y hombres que a través del movimiento asociativo han hecho de Badia un lugar mejor donde vivir.


Jose Pérez es miembro de Totes fem Badia

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Imagen del autobús que empezó a dar servicio a Badia